Este relato se lo quiero dedicar a María P. Quero, quien fue
la primera persona en leerlo, aquel mediodía en el tren.
la primera persona en leerlo, aquel mediodía en el tren.
-¡Felicidades! Le
dijo la amiga.
Ambas se abrazaron, sin
saber que sus sentimientos eran los mismos.
-Pasa, hay tarta en el
cuarto, es de queso y fresas.
Realmente no se dijeron
nada importante durante la tarde, tan solo se miraron y, a veces, los
ojos verdes de una, se reflejaban en los marrones de la otra,
emulando todo un universo natural en un cosmos microscópico, de tal
manera que ambos colores se fundían en uno, como las estrellas se
hunden en el petrolífero universo.
La una se levantó, la
otra también; sus ojos estaban sujetos por unos hilos pesados, muy
dolorosos, no había forma de escapar.
Aún penetrándose las
miradas, se besaron tímidamente: un solo beso significaba la muerte
así que, por qué parar.
Las bocas se fundieron,
al igual que los ojos, que permanecían dolorosamente abiertos, como
si hubieran perdido toda su humedad, a pesar de estar lloviendo
fuera.
El tiempo pasó de manera
natural, lento para unos, rápido para otras, y la separación fue
inevitable, al igual que la tormenta.
La chica de ojos verdes
escapó, sintiendo un desgarramiento sobrehumano en el lagrimal, como
si desollaran su piel fría, lentamente.
La chica de ojos marrones
permaneció inmóvil, frente a la ventana, viendo huir a su amiga por
la playa, serena, en calma.
La primera paró en la
orilla, de cara al mar. Sus ojos lloraban sangre, pero ella no lo
sabía. La otra no lloraba,
temblaba desde lo alto de su torre.
El mar se embraveció y
de una ola nació una criatura extraña que, cual ballena tragó a la
amiga, que perdió el verde de sus ojos viendo a la otra en lo alto,
desfalleciendo como una liviana hoja de otoño.
Aprecio mucho la dedicatoria :) sabes que me encanta ese toque surrealista y delicado que le das a tus relatos. Aquí en Granada me ha dado por leer a Lorca y me acuerdo de ti y de tu manera de escribir. Es muy diferente a cualquier otra cosa, como los cuadros del mismo movimiento.
ResponderEliminarTan surrealista que es un sueño íntegro, final incluido. Me alegra que te guste, y aún más que te recuerde a Lorca, todo un honor.
EliminarUn beso :)
Un relato muy sugerente y apasionado donde parece que no sucede nada y tiene lugar todo hasta desvanecerse. ¡Muy interesante!
ResponderEliminarUn abrazo
No sucede nada y sucede todo al mismo tiempo: la negación de nuestros destinos nos lleva a la muerte, aunque hubiéramos podido luchar contra la crueldad inherente a la sociedad.
EliminarGracias, un abrazo.
Buena narración en un texto en el que cobra mas importancia lo que transmite que lo que relata.
ResponderEliminarRealmente importan más las sensaciones, las lecciones, las moralejas, que me encanta sugerir y esconder, metamorfoseadas en bellas palabras.
EliminarGracias por tus palabras, un saludo.
Breve, conciso, sugerente lo tiene todo.
ResponderEliminarBuen relato. Un abrazo
Muchas gracias por tus palabras Chelo.
EliminarA veces lo breve lo engloba todo.
Un abrazo.